Nota mental

La he cagado. Lo reconozco. Quizás no tenía que haber dicho todo lo que dije, era fruto de mi enfado. Pero más me enfada que tú no supieras que no iba en serio, que te lo tomaras todo a la ligera, que no pensaras que yo estaba mintiendo.

Nota mental: comprar un bolígrafo azul.

Cuando te dije: “no te quiero”, ni siquiera pensaba en lo que estaba diciendo, no pensaba en las consecuencias que traería consigo esas malditas tres palabras. Esas tres palabras que destruyeron el gran edificio que teníamos construido.

Nota mental: Hacer el ejercicio tres de la página ochenta y cinco.

Sin embargo, pasa el tiempo, y ninguno dice nada, ninguno hace nada. Nuestras miradas se cruzan en vano, no hablamos, no necesitamos hacerlo, y es que aquí nadie cede, somos demasiado cabezones como para hacerlo.

Nota mental: Ayudar a mi hermano con el piano.

Y estoy aquí, escribiendo esto, mientras también voy apuntando notas mentales sobre lo que tengo que hacer mañana: estudiar, por ejemplo. Pero es que no puedo dormir.

Y sé perfectamente por qué no puedo dormir: tú. Tú y tus estúpidas manías, y tus estúpidas sonrisas, y tus estúpidos cumplidos, y tus estúpidas tonterías.

Nota mental: le echas de menos, reconócelo y deja de hacerlo. A por él.